Cuando pensamos en trastornos de tipo interiorizados como la depresión siempre la asociamos a personas de mediana edad o incluso en gente joven. La vejez es una etapa de la vida en la que los estados de ánimos depresivos se pueden llegar a entender como algo normal y esperado en las personas mayores, pero eso no es justo, la depresión en la vejez es tratable y así podemos evitar un sufrimiento innecesario y dar a la persona mayor la posibilidad de llevar una vida placentera.
La depresión puede ser definida como un “trastorno psicológico caracterizado por períodos de tristeza intensos y duraderos. Se trata de emociones complejas que se componen de sentimientos más o menos básicos como el dolor y la tristeza.” (García y Ellgring, 2004).
Estas conductas depresivas, son de las manifestaciones emocionales más frecuentes entre las personas mayores y suelen ser expresadas como autoverbalizaciones negativas sobre sí mismos o sobre la vejez, un estado de baja autoestima, poca participación social incluso en actividades que antes les daban placer, poco reconocimiento de sus cualidades positivas y deseos de morir.
¿Qué características tiene la depresión en población mayor?
Los cuadros depresivos en la población mayor tienen algunas características específicas que los diferencian de los cuadros depresivos en otras etapadas de la vida. Algunos ejemplos son: su curso suele ser más crónico, los factores desencadenantes tienen mayor importancia, hay más formas monopolares, coinciden con intensa ansiedad o agitación psicomotriz, predominan las somatizaciones ansiosas sobre los síntomas emocionales, los elementos paranoides y las ideas de ruina e inutilidad son frecuentes, hay menos sentimientos de culpa y menos ideas suicidas pero mayor riesgo de suicidio consumado, el insomnio suele ser más intenso y peor tolerado, suele haber más pérdida de apetito, hay mayor importancia del déficit en el funcionamiento intelectual y reducción del rendimiento cognitivo, hay menos variaciones diurnas del humor, pero también menor resistencia al tratamiento (Blazer, 1984; Betes, Alsasua y Cuenca, 1989; Ribera y Reig, 1989; Nehama, 1990; Diaz, 1988; Herrero, Sabanes y Payes, 1985 citados en Leturia et al., 2001).
La depresión en la población general suele ser de 2 a 3 veces más frecuente en las mujeres que en los hombres. Pero según con el avance de la edad, esta proporción se iguala e incluso llegaría a invertirse en los mayores de 80 años, cuando los hombres estarían en mayor riesgo que las mujeres a tener una depresión.
El diagnóstico de la depresión en personas mayores suele ser una tarea complicada por diversas razones. Primeramente, porque hay una dificultad para diferenciar la sintomatología depresiva de: a. las manifestaciones somáticas comunes al proceso de envejecer; b. las demencias; y c. la ansiedad. Muchas veces los síntomas de la depresión pueden estar enmascarados por manifestaciones somáticas.
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