Dentro del mundo académico no existe un consenso claro sobre una definición de emoción, por lo que intentar explicar qué es de forma sencilla tampoco va a resultar fácil. Hace poco pregunté a unos amigos al respecto para que me dieran su visión y definición de lo que creían que son las emociones, más o menos me dijeron que las emociones son eso que te hace sentir miedo, alegre, triste, etc. Esta definición realmente alude a la experiencia de las emociones y por tanto lo que sentimos cuando estas se producen.
Stefan G. Hofmann, un psicólogo cognitivo-conductual reputado, nos da esta definición: “una emoción es una experiencia multidimensional que se caracteriza por distintos niveles de activación y de placer-desagrado; se asocia a experiencias subjetivas, experiencias somáticas y tendencias motivacionales; está teñida por factores contextuales y culturales; y puede regularse hasta cierto punto mediante procesos intra e interpersonales” (Hofmann, S. 2016).
La explicación a esta definición nos va a ayudar a definir qué son, cómo se producen y cómo podemos cambiar las emociones (las que queramos cambiar), por lo que nos centraremos más profundamente en algunas partes de la definición de Hofmann. Vamos a ello.
“Una emoción es una experiencia multidimensional que se caracteriza por distintos niveles de activación”: las emociones están sujetas a mecanismos biológicos que además pueden estar asociadas a, por ejemplo, factores sociales y culturales. Respecto a los distintos niveles de activación podemos decir que existen emociones de mayor activación fisiológico como podría ser la ira, y otras emociones como podría ser la tristeza que tiene un nivel de activación más bajo.
“Y de placer-desagrado”: igual que podemos diferenciar las emociones por más o menos activación, también podemos catalogarlas mediante placer-desagrado, ya que hay emociones que pueden proporcionarnos placer sentirlas (por ejemplo, la alegría) y otras desagrado, como por ejemplo la tristeza o la ira.
“Se asocia a experiencias subjetivas, experiencias somáticas y tendencias motivacionales”: cada uno de nosotros podemos dar una explicación diferente y subjetiva de cómo vivimos las diferentes emociones (felicidad, tristeza, ira, miedo, sorpresa y asco/desprecio), por tanto, es una experiencia subjetiva igual que subjetiva puede ser la experiencia somática (cómo es la expresión corporal) y qué motivación produce (nivel de activación).
“Puede regularse mediante procesos intra e interpersonales”: las emociones pueden regularse por procesos interpersonales (cómo nos relacionamos con las demás personas y cómo interpretamos esta relación) y por procesos intrapersonales. Esta última la vamos a explicar más a fondo ya que dará respuesta a la última pregunta del título del artículo.
Debemos decir que las emociones se producen principalmente a causa de nuestros pensamientos. Cuando nos suceden situaciones en nuestra vida la interpretación que hagamos de estas llevará a que la emoción y su activación sea una u otra. Pongamos un ejemplo: nos despiden del trabajo en el que llevamos muchos años de nuestra vida, automáticamente nuestro cerebro empezará a interpretar de determinada manera el suceso, si lo interpretamos de esta manera: ahora qué voy a hacer con mi vida, seguro que no encuentro trabajo, voy a cobrar menos dinero, etc., provocará automáticamente emociones desagradables; en cambio si lo interpretamos de esta manera: bueno, ahora tengo una oportunidad para buscar otro trabajo que me motivara más porque después de 20 años ya era pesado, tengo una oportunidad para explorar nuevos intereses que me motiven y me hagan sentir feliz, esta situación me hará movilizarme y crecer como persona, etc., seguramente no estaremos felices por haber perdido nuestro trabajo el cual no deseábamos perder, pero nuestra experiencia de la emoción no será tan desagradable como si interpretamos el suceso de manera negativa.
Por tanto, podemos decir que: A) nos suceden cosas, B) interpretamos mediante nuestros pensamientos la situación, C) a raíz de la interpretación se produce una o varias emociones y D) vivimos una experiencia de la emoción acorde a los pasos anteriores.
Estos pensamientos suelen producirse de forma automática e inconsciente, pero podemos empezar a estar atentos a nuestro “diálogo interno” y ser conscientes de lo que nos decimos. Una vez empecemos a controlar nuestras cogniciones podemos empezar a luchar contra ellas y a cambiarlas, haciendo otra interpretación sobre los sucesos que nos pasan, cuando detectemos que el pensamiento que nos produce emociones desagradables aparece debemos contrarrestar este pensamiento con el contrario o uno menos catastrofista, para que pasemos a cada vez emociones menos desagradables y poder controlarlas. Esta actuación es el núcleo de unas de las técnicas cognitivas-conductuales más eficaces, la Reestructuración Cognitiva, y consiste precisamente en eso, en identificar nuestros pensamientos e ideas que hay en el fondo de estos, para después cambiarlos progresivamente y poder cambiar nuestro estado emocional.
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Centro de Psicología InSight
José R. Martín
Col. 24026