Para explicar cómo se produce la autoestima primeramente debemos hablar de los pensamientos, ya que estos son los que provocan las emociones y como es obvio, las emociones están relacionadas con la autoestima.
Nuestros pensamientos y nuestra manera de interpretar las cosas que nos suceden en la vida pueden ser muy diferentes, ya que cada persona puede analizarlos a su forma y por tanto reaccionar de distinta forma ante sucesos parecidos.
La manera en la que interpretamos estos sucesos es la que hará que nos sintamos mejor o peor. Pongamos un ejemplo: si pasamos al lado de unos compañeros de trabajo que no conocemos mucho y vemos que al saludarlos y marcharnos se ponen a sonreír, podemos interpretarlo como que se han alegrado de vernos o como que se están riendo de nosotros. Según cómo interpretemos este hecho nos sentiremos bien o nos sentiremos mal.
La forma en la que analizamos estos sucesos ya hemos explicado que es a consecuencia de la forma en que pensamos. Pero nuestra interpretación de las situaciones no se debe únicamente a nuestros pensamientos, también se deben a nuestras actitudes frente a las situaciones.
Las actitudes son creencias cargadas de emociones que constituyen un marco mental “base” por el que pasaremos las situaciones que vivamos. Cuando suceda alguna situación como la que hemos explicado anteriormente, esta situación pasará por nuestro marco y cuando lo haga, quedará automáticamente cambiada e interpretada bajo nuestra manera particular de interpretar estos sucesos.
Estas actitudes (o creencias) que hemos comentado en el párrafo anterior será por tanto la manera en la que responderemos ante los momentos que vivamos en la vida, será nuestro manera cognitiva y emocional (pensamiento y emoción) de responder por lo que:
Pensamiento + emociones –> Marco mental — >Actitudes (creencias)
Nuestras actitudes o creencias pueden ir dirigidas hacia nosotros mismos (autoestima) o hacia los demás. Si hablamos de la autoestima, por tanto, será la manera en que nos mostramos hacia nosotros mismos, mostrando una actitud positiva o negativa que hará que nos sintamos bien o mal. Cuando una persona tiene una mala autoestima suele tener diferentes conductas negativas hacia uno mismo, pero una de las más comunes suele ser la exigencia hacia nosotros (bajo nuestro marco mental el cual provocará la actitud y repercutirá en nuestra autoestima).
Si tenemos una autoestima negativa y pasamos por el marco de la exigencia todos nuestros pensamientos, también lo haremos cuando interpretemos las actitudes de los demás. En el caso inicial, cuando pasemos delante de nuestros compañeros de trabajo, realmente no sabemos por qué sonríen (no podemos saberlo si no les preguntamos), pero si nuestra autoestima es negativa utilizaremos la misma actitud (e interpretación) antes ese suceso, interiorizando de forma negativa la situación vivida.
Este hecho nos hará sentir mal emocionalmente, por lo que nuestra actitud a partir de ahora ante esas personas puede ser de rechazo y negativa, empeorando nuestra relación con ellos. Cuando estas actitudes o creencias se generalizan a muchas situaciones nuestras habilidades sociales se ven resentidas, ya que interpretamos de forma errónea las actitudes de los demás de forma injusta, pudiendo provocar peleas, tener una predisposición negativa a conocer a la gente o incluso hay personas que pueden preferir aislarse de la gente para no sentir según qué emociones en según qué situaciones.
Por lo cual, debemos tener en cuenta nuestros pensamientos y emociones y nuestra autoestima, ya que hemos visto que es un factor importante en nuestras habilidades sociales.
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Centro de Psicología InSight
José R. Martín
Col. 24026