¿Cuáles son los problemas más comunes en las parejas?
El problema más habitual en una relación de pareja suele estar relacionado con la comunicación y la polarización, ¿qué significa esto? Ante historias diferentes de aprendizaje, cada uno de los miembros de una relación ha aprendido cómo funciona el mundo, qué esperar en determinadas situaciones, qué es más correcto, etc.
Esto implica que tenemos formas diferentes de entender cómo debería funcionar una relación o cómo debería actuar nuestra pareja en una situación determinada. Y aquí es donde entra en juego la comunicación. Si somos capaces de entender que nuestros puntos de vista son diferentes, pero no hay un punto de vista necesariamente más correcto que el otro, si somos capaces de entender que funcionamos de formas distintas porque hemos aprendido cosas distintas, podremos acercarnos al otro para comunicar nuestras necesidades. Ejemplo: En esta situación no me has avisado de que tardarías más en llegar y te estaba esperando, esto me ha hecho sentir que no te importaba y necesitaría que en otras ocasiones me avises para que sepa que vas a llegar más tarde. Aquí el otro nos puede explicar que en relaciones anteriores había funcionado así y no había tenido problemas, pero en la medida en que entiende nuestra necesidad, puede hacer algo por tenernos en cuenta.
Sin embargo, si en esta misma situación me dirijo a mi pareja y le echo una bronca por no haberme dicho nada, le grito que es un impresentable, que no se puede contar con él, etc., el efecto que tendremos será que la otra persona se pondrá a la defensiva y nuestra comunicación se verá mermada. Si entramos en una dinámica de interpretar las diferencias como una amenaza, como una evidencia de que tenemos formas de funcionar distintas e incompatibles y arremetemos contra el otro por ello, cada vez nos polarizaremos más, nos percibiremos más distintos y más distanciados y esto tendrá un efecto devastador en nuestra relación.
¿Cómo saber si la relación ya no funciona?
En la medida en que los miembros de la pareja estén implicados en mejorar la relación, será posible identificar qué está sucediendo y ayudarles a ganar conciencia sobre las dinámicas que les están haciendo daño. Pero siempre es imprescindible que los 2 miembros estén implicados en hacerse responsables de su papel en la situación y en aplicar los cambios necesarios para modificar las dinámicas disfuncionales. Si alguno de los miembros no está suficientemente motivado o piensa que es el otro el que debería hacer todo el trabajo, si hay una relación con otra persona y no se está dispuesto a cortar esa relación o si hay malos tratos, serían circunstancias en las que no se recomendaría realizar una terapia de pareja o intentar reconducir una relación.
¿Cuál es el principal motivo de conflicto en una pareja?
El principal motivo de conflicto es querer cambiar al otro. Desde nuestro punto de vista, lo que pensamos que es lo más correcto tiene un carácter absoluto. Nos distanciamos de que nuestra pareja ha crecido en un ambiente distinto y ha tenido unos aprendizajes distintos y desde esa posición le exigimos que actúe de acuerdo a lo que nosotros consideramos que es correcto, en muchas ocasiones con más exigencia que manifestando que se trata de nuestra necesidad. En ocasiones, es posible que le traslademos una necesidad a nuestra pareja y que no la comparta o no le salga responder a nuestra demanda. En estos casos tendremos que valorar si nuestra necesidad es imprescindible o si podemos tolerar la situación tal y como está. Lo que no funcionará es repetirle a nuestra pareja que queremos que actúe de una determinada manera y seguir repitiendo esa exigencia una y otra vez, si ya lo hemos manifestado y nuestra pareja no actúa como queremos, lo más posible es que no lo haga nunca, y reclamar e insistir solo nos llevará a tener más conflictos y distanciarnos más.
¿Por qué tengo tantos problemas con mi pareja?
Es muy posible que se hayan afianzado dinámicas disfuncionales en vuestra relación. Algunas de estas dinámicas pueden ser: gritos, faltas de respecto, ignorar al otro, darlo por imposible, ridiculizarlo, pensar que nuestra forma de hacer o de ver las cosas es mejor que la del otro, querer que cambie, no empatizar con el otro, no comunicar adecuadamente, etc.